Por Javiera Navarrete*
Ester Krumbachová fue una directora, productora, guionista y diseñadora de vestuario checa, cuyo amplio trabajo, ha sido hasta el momento escasamente reconocido, o al menos no lo suficientemente difundido como para hacer justicia a la trascendencia que su obra ha tenido para el cine y, las artes visuales y escénicas.
Nacida en Brno, Checoslovaquia, el 12 de noviembre de 1923, la denominada “musa” de Jan Němec, tiene mérito propio. Entre 1961 y 1996, Ester participó en más de 30 producciones, de las que destacan tres proyectos que desarrolló en conjunto con su gran amiga, Věra Chytilová: Sedmikrásky (Las Margaritas, 1966), Ovoce stromů rajských jíme (Fruto del Paraíso, 1970) y Faunovo velmi pozdní odpoledne (The very late afternoon of a faun, 1983).
En 1970, Ester adaptó al cine una de las obras maestras del director Otakar Vávra, Kladivo na čarodějnice (traducida al inglés como Witchhammer y al español como Una virgen para el inquisidor), basada en la novela homónima del escritor checo Václav Kaplický. Esta película fue censurada por el régimen comunista, por mostrar sin disimulos la violencia ejercida contra las mujeres acusadas de brujería, las prácticas de tortura y la influencia tergiversadora de los prejuicios misóginos en los procesos judiciales.
Ese mismo año, Ester participó en la película de horror surrealista del director Jaromil Jireš, Valerie a týden divů (Valerie y su semana de las maravillas), adaptando el guion a partir de la novela homónima de Vítězslav Nezval.
Nueve años después de la muerte de Ester, Vera Chitylová estrenó un documental en honor a su compañera, Patrani po Ester (2005). Sin embargo, hay muchas cosas que no sabemos aún sobre esta mujer. Desde hace un par de años, se están haciendo esfuerzos para conformar un archivo sobre la vida y obra de esta autora. Algunos de los materiales, como cartas, dibujos y fotografías, fueron expuestos recientemente en el Centre for Contemporary Arts, en Glasgow, Escocia.
Con pocas de sus películas disponibles en internet, y menos aún con subtítulos en español, este homenaje a Ester Krumbachová es también una invitación a acercarse al cine de la nueva ola checa, cuya estética bella e inquietante, la podemos atribuir en gran parte a la imaginación de esta mujer creadora.