Por Pantógrafas
Venus in Furs (2013) es otra de las joyitas cinematográficas cuyo guión existe gracias a las referencias literarias, plásticas, fílmicas e incluso religiosas. Su trama y estética ocurren dentro de un teatro en Francia donde solo dos personajes (un hombre y una mujer) interactúan durante los precisos 96 minutos que dura la muvi. Su director, Roman Polanski, propone aquí la figura de una Venus renovada: Vanda Jourdain, contemporánea y callejera, es una mujer pastiche. Desde la tragedia original, la relación amorosa masoquista y el constante cambio de roles, se va develando a dicha Venus, que solo final de la peli podremos comprender en toda su magnitud.
Voluptuosa y avasalladora; irrumpe en el teatro a eso de las 2.00 A.M. El tópico inmediato, el mismo que se desprende de la obra literaria original, es la agonía que mantienen ambos personajes; donde el amor enfermizo del uno por el otro los involucra en un juego masoquista con abismos de sinsentido. Parafraseando a Bataille, una vez que se abre la conciencia a la identidad de la “pequeña muerte” y de la muerte definitiva: de la voluptuosidad y el delirio al horror sin límites, podremos entregarnos por completo al goce estético y a las sutilezas del masoquismo. Que más allá de lo material, abarca un plano psicológico basto en que dominado y dominador ponen en juego el poder que puede ejercer uno sobre el otro, igualando el flagelo al placer.
Aquí ocurre el a m p l i a j e; Polanski (im)pone una figura de Venus renovada: construida dialécticamente a través de la transmutación constante de roles. El (des)armaje del rol de FÉMINA / AFRODITA / VENUS ocurre en cuatro estadios reconocibles:
UNO. Wanda von Dunayev
DOS. Venus del subconsciente: como fantasía sexual y surrealidad; mujer castigadora y castradora ante los ojos de un niño. Comprensión de una belleza estética de la tortura, desde un mundo onírico. Entendemos también, a través de ella, al erotismo desde la división de la humanidad entre hombres libres y esclavos: al placer erótico del estatus social y de la posesión de riqueza.
TRES. Vanda: oh! Venus! Oh!! Afrodita!! Diosa infalible e imposible de someter. Bajas del olimpo y te apareces ante los ojos del hombre/dios/niño Thomas. Te impones sobre el ÉL creador y soberano en ese teatrucho, adjetivando el drama teatral con banderas de sexismo y machismo evidente. Fémina de discurso incorruptible; arrojas el libro de Leopold von Sacher-Masoch en un acto de rebeldía ante la Literatura Universal! Acusándolo de no significar algo más allá que la negación revolucionaria por el principio de monarquía, en fin: la eterna lucha de clases.
CUATRO. Thomas como Venus travestida: Thomas se entrega y convierte en LA VENUS; se pone tacones y pinta sus labios, desata al Edipo herido y toma la posición de Vanda/Wanda; deseoso de posesión y castigo; entendido este último como la muestra sublimada de belleza y amor. Es hipnotizado, seducido y sometido hacia su propia fantasía: se hacen realidad las ANSIAS DE VIOLENCIA CONVULSIVA.
Así es como Roman Polanski, desde el dialectismo y la tragedia, descubre las capas de dicha Venus, que al final del film comprenderemos en toda su magnitud. Venus in furs(2013) es una pieza fílmica que funciona como cápsula condensada de una trama metarreferencial en el total de los precisos 96 minutos que tiene de duración.