«Pienso al feminismo como una imaginación política de un futuro en que niñas, niños y niñes puedan resolver sus conflictos»

Entrevista invernal IV

Constanza Michelson, escritora y psicoanalista chilena

¿Cuál es la labor más peculiar que has ejercido?

Podría decir que mi trabajo a diario es muy particular. Que alguien se acueste en un diván para hablar sobre lo que se le venga a la cabeza es ya muy loco para estos días, más aún si le sumas que hay dos ahí en escena que confían en la palabra como algo sagrado, pues en ella se resolvería no alguna felicidad, sino algún deseo de vivir. Me parece que es totalmente contracultural. Permitirme decires que no están de antemano escritos, ni por la medicina, ni la autoayuda ni militancia alguna.

Como dijo Carlos Caszely: “no tengo por qué estar de acuerdo con lo que pienso”. Con ese desacuerdo precioso trabajo todos los días. Aunque hoy sea por teléfono, igual te das cuenta de que la voz es cuerpo. 

Personajes femeninos favoritos

Peggy Olson de Mad Men (2007) y Marla Singer de El club de la pelea (1999).

Peggy Olson, interpretada por Elisabeth Moss, 2007
Marla Singer, interpretada por Helena Bonham Carter, 1999

Directoras favoritas

Sofia Coppola, Lucrecia Martel, Jane Campion. Y chilenas hay muchas, ahora se me ocurren Maite Alberdi, Dominga Sotomayor y Marcela Said.

Jane Campion, directora de cine neozelandesa
Marcela Said, directora de cine chilena
Dominga Sotomayor, directora de cine chilena

Escritoras favoritas

Marguerite Duras, Clarice Lispector, y de mis contemporáneas estoy fascinada estos días con Aïcha Liviana Messina y Alexandra Kohan.

Aicha Liviana Messina, profesora titular UDP
Alexandra Kohan, psicoanalista y escritora argentina

Sobre las funas, considerando tu postura como mujer psicoanalista:

¿Cómo se vinculan las mujeres con estos nuevos personajes “cancelados” socialmente? ¿Qué crees que pasa cuando funan a un amigo cercano o pareja? ¿Consideras que existe algún tipo de reinserción para ellos?

La palabra funa tiene un contexto político: si no hay justicia hay funa. Se trataba de una práctica pensada durante un tiempo en torno al torturador. En cambio, lo que vemos muchas veces hoy es un linchamiento, algo que no supone el tiempo de mediación necesario para no ser esclavas de los impulsos ni del propio sadismo. Por cierto que hay denuncias legítimas porque no han encontrado y seguramente no encontrarán justicia por otra vía, entonces empujan cuestionamientos sobre el machismo en la ley y, algo muy importante, permiten el reconocimiento social de lo que tortura en silencio a las mujeres.

Otra cosa es la masificación de esa práctica, que la vuelve banal y banaliza el propio abuso. Se transforma en un pensamiento en masa del cual cuesta mucho descolgarse porque puedes terminar siendo linchada también, y así se anula la posibilidad de comprender efectivamente las lógicas de la violencia que aún persisten. Se homogeniza el dolor y la experiencia de quienes han sido víctimas y, algo sumamente relevante, anula la perspectiva de futuro.

Pienso al feminismo como una imaginación política de un futuro en que niñas, niños y niñes puedan resolver sus conflictos y crecer como aliados. Cortar cabezas para hacer justicia hasta en la propia generación es, me parece, la muerte de la política y la idea de lo común. Quizá sea la tragedia de la intrascendencia a la que nos ha reducido la inmediatez de la cultura neoliberal: libres de discursos, pero ardiendo en los propios impulsos.

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Constanza Michelson (Viña del Mar, 1978). Psicóloga de la Universidad Diego Portales y magíster en Psicoanálisis. Ha trabajado en temáticas relativas a las lógicas de la vida amorosa, lo que elabora ampliamente en su libro 50 Sombras de Freud: laberintos del amor y el sexo, un tratado sobre los avatares estructurales y contemporáneos del amor y la erótica. Transita entre el campo académico y la cultura pop con una particular flexibilidad y lenguaje en torno a ciertos debates del pensamiento, discursos y prácticas actuales.

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